Entre las gotas del cielo.
Tras un día agotador, una noche fría. Huelo el silencio en la facultad: vacaciones para el mundo, que no me incluye ahora. Un día termina, comienza una larga noche. Camino a la salida por los patios, acercándome lentamente al pesado portal que da al exterior. De pronto: voces, algarabía y lluvia... ¿Lluvia? Miro con cuidado en lo profundo de la noche, y mi sorpresa se encuentra en la penumbra: ¡gente bailando bajo la lluvia! Dirijo nuevamente mi mirada al portón, saludo al guardia. Me vuelvo y no oigo nada, ni voces, ni lluvia. Termina el día y comienza la noche.
Flores Blancas.
Desde el principio del gris, hasta el ocaso del día, en medio del concreto y caras apuradas, bajo la torre central, en un trozo de tierra nació un árbol de flores blancas. Un día pasaron por allí, quienes lo vieron. Vieron la sombra de la primavera entre sus pétalos pálidos. De pronto, uno fue arrastrado por el viento hasta la altura de las nubes, converso con ellas y ellas lo entendieron. Fue un momento, un instante perfecto. De pronto el cansancio desapareció en el humo del centro. ¡Un trabajo urgente! La visión del árbol se alejó junto con la primavera.
Quien sabe que se puede decir, solo espero el tiempo en que decirlo sea solo un recuerdo.